Paris Hilton: Una vida no tan simple

Paris Hilton es más que una muñeca bien vestida, una estrella de televisión, la reina de la socialité o un escándalo por conducir en estado de ebriedad o por un video XXX. Paris es una acuariana con más cabeza de la que se piensa que merece ser trata de una forma más seria.

Su fama la debe al éxito de "The Simple Life", programa donde la millonaria y su mejor amiga, Nicole Richie, exponen sus conocimientos de moda y chicos, en contraste con su ignorancia sobre autos, vacas o la vida fuera del club.

Paris nació el 17 de febrero de 1981 en la meca del shopping: Nueva York. Aunque cada personalidad es, evidentemente distinta, Acuario se considera como uno de los signos más brillantes del zodiaco. El affaire de la heredera de los hoteles Hilton con su propia imagen podría decir mucho más de lo que aparenta.

Mercurio, el planeta de la mente, proporcionó a Paris un IQ elevado cuando nació, aún cuando se encontraba retrógrado en ese momento. La estrecha conjunción de Mercurio con el Sol cuando nació, símbolo inequívoco del ego, hace que la tendencia de la hermosa rubia a pensar y hablar todo el tiempo sobre sí misma, sea total y completamente natural.

La Luna representa las emociones y los hábitos. Paris tiene la Luna en Leo, el signo de la estrella. Incluso si no hubiera nacido dentro de una familia rica y famosa, sería una persona muy importante. La Luna en Leo ilumina el interior de cualquier persona con una gran necesidad de reconocimiento. Esta condición irradia su poderosa personalidad y la hace sentir cómoda ante los reflectores.

De acuerdo a su carta astrológica, llamar la atención no es una necesidad desesperada, pero es la ruta hacia el crecimiento y el desarrollo. Esto se debe a que el lado norte de la Luna, punto que indica la dirección del avance psicológico y espiritual, se encuentra también en Leo. Ser una princesa americana no es una aberración del orden social o una prueba del colapso de la civilización, sino una obligación kármica que nos sirve a todos. La evolución de cada individuo contribuye a la del resto.

Para Paris, ser una celebridad es parte de su rol en la vida y es su contribución a nuestra evolución colectiva: así es, es bueno para ella y bueno para la humanidad también. Con el vivaz Venus, regente de la belleza, en opuesto a la majestuosa Luna, su belleza resulta sumamente atractiva al público. Tiene algo, eso es seguro, y su carta muestra que su brillo durará mucho más que 15 minutos de fama: estará presente por décadas.